La especial naturaleza de las piezas arqueológicas, extremadamente frágiles por los materiales que las integran así como por la incidencia del prolongado paso del tiempo sobre los mismos, lleva al empleo de una compleja metodología para garantizar su preservación.
Asimismo, la extraordinaria variedad de las piezas que se consideran entre las artes decorativas requiere la aplicación de muy diversos tratamientos, adecuados a la especificidad material, técnica y tipológica de las mismas.