El conjunto de cien piezas metálicas de la segunda Edad del Hierro que formaban parte de diferentes ajuares funerarios de la necrópolis numantina, fueron sometidas al ritual de cremación y presentaban un gran envejecimiento estructural que las hacía susceptibles de sufrir procesos de corrosión. En los filos y puntas de las armas mostraban una mayor pérdida metálica y presencia de fisuras.
El objeto de la intervención ha sido frenar el deterioro progresivo de las piezas, su consolidación en aras de dotarlas de mayor estabilidad estructural.
Los trabajos llevados a cabo en el IPCE han consistido en la limpieza mecánica de los productos de corrosión, sin realizar tratamientos de desalación por las características de las piezas. Se han realizado igualmente soportes de metacrilato de los objetos más frágiles, además de un plan de conservación preventiva que asegure su preservación.