Las pinturas murales de Maderuelo (Segovia), datadas en el siglo XII, fueron arrancadas de su ubicación en la ermita de Santa Cruz ante la inminente construcción de un embalse próximo. Se trasladaron a paneles con soportes de tela y madera y se depositaron en el Museo del Prado en 1948. La intervención actual del IPCE, planificada sin el desmontaje de las pinturas por motivos de conservación, se ha realizado en colaboración con los técnicos del Museo del Prado.
Los problemas de conservación que presentaban las pinturas se concretaban en fracturas, separaciones de los bordes de los paneles, rasgados y roturas de la película pictórica, además de graffitis incisos principalmente en la zona inferior de los paramentos. La pérdida de la capa pictórica, ocasionada por abrasión, humedad y caídas parciales en su estratificación ha llegado a ocasionar discontinuidad en el conjunto original, principalmente en la zona superior. Además existían lagunas con rellenos reintegrados de forma excesiva, reconstrucciones orientativas, abombamientos y deformaciones de las telas del soporte y de la película pictórica y suciedades diversas, entre otras patologías.
Una vez conocidos los deterioros que presentaban las pinturas, se comenzó la intervención en aquellas zonas que presentaban separaciones y riesgos de desprendimientos, mediante la aplicación de adhesivos. A continuación se eliminó el polvo superficial con pinceles y brochas suaves y limpieza de barnizados de cola, repintes y estucos. La reconstrucción pictórica que presentaba la capilla, aplicada en intervenciones anteriores, mostraba tintas neutras discontinuas y reconstrucciones excesivas que han sido paliadas con un nuevo tratamiento de entonación cromática, siguiendo el criterio de mantener la identidad que emite la capilla desde su traslado al Museo.