El cuadro, de grandes dimensiones, fue desmontado de la escalera del coro de la iglesia de San Francisco el Grande y trasladado a la sede del IPCE donde, en primer lugar se hizo un minucioso examen de su estado de conservación.
Se observó que el bastidor estaba en buenas condiciones, mientras que el lienzo había sido reentelado, utilizando gacha como adhesivo, y recortado en todo su perímetro de forma irregular. Existían pérdidas de diverso tamaño en la capa pictórica, que dejaban al descubierto la preparación roja, pulverulenta y desintegrada, así como levantamientos de la misma a modo de burbujas. Por otra parte, se apreciaban numerosos repintes e intervenciones de reconstrucción cromática, con un desarrollo que excedía considerablemente el de las lagunas. El estrato superficial presentaba aspecto opaco, de tonalidad predominantemente ocre, así como grandes zonas blanquecinas que corresponden a pasmos del barniz.
El tratamiento realizado, que se describirá muy sucintamente, comienza por la extracción de muestras estratigráficas para su análisis químico. Una vez realizado el desmontaje y traslado del lienzo, se procede a la consolidación de la capa pictórica para, seguidamente, reforzar el reentelado y los bordes. A continuación se efectúa la limpieza del estrato superficial, mediante retirada de barnices y estucado antiguo, y se estucan las faltas de preparación. Para concluir, y tras la aplicación de bases de color en las grandes zonas de estuco, se realiza una reintegración cromática de las lagunas pictóricas y el barnizado final con compresor.