La pieza, encargada a Giraldo de Merlo por el Obispo de la diócesis de Sigüenza en 1608, es una muestra del clasicismo de finales del quinientos e inicios del seiscientos previo a la gran eclosión de la escultura barroca del siglo XVII, además de ser una de las obras de arte más significativas de la catedral. Presentaba deformaciones de la estructura y la pintura debidas a la acción de la humedad, que igualmente propiciaba la existencia de xilófagos y microorganismos.
El objetivo del proyecto es la erradicación de dichos ataques, con especial intensidad en el tratamiento de la carcoma común.
La intervención del IPCE ha incidido sobre todo en el tratamiento de las zonas de los depósitos de serrín y demás galerías y orificios de la madera.