La necrópolis de Pozo Moro constituye uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX. El monumento que dio origen a este espacio funerario, con una serie de relieves únicos en el mundo ibérico, que apareció derrumbado aunque con algunos sillares aún in situ, constituye unas de las muestras de gran escultura ibérica situada en su contexto, lo cual nos ha aportado una enorme cantidad de información sobre la estructura social y económica de las gentes que habitaban la región en el tránsito entre el siglo VI y el V a.C. Con Pozo Moro podemos considerar que la llamada cultura íbera está ya plenamente configurada en sus características básicas iniciales.
El principal agente de deterioro ha sido su procedencia arqueológica, la contaminación y, en algunos casos, las antiguas intervenciones aplicadas a las piezas, que utilizaron colas orgánicas o resinas sin identificar.
Junto con los trabajos de limpieza, consolidación y reintegración se realizan analíticas de la policromía y de los soportes pétreos; además se han documentado todas aquellas huellas y otros datos que conservan las piezas, por ejemplo las de instrumentos de talla. De esta manera se continúan los trabajos de investigación sobre escultura ibérica, ya iniciados por el IPCE con la Dama de Elche y la Dama de Baza, también en el Museo Arqueológico Nacional. El montaje del monumento se realiza con la asesoría de la Comisión Científica y Técnica creada para ello.
El proyecto de conservación y restauración de este importante monumento de la cultura ibérica, que supondrá una inversión de 298.307,78 €, se realiza de forma conjunta por los técnicos del IPCE y el MAN. El renovado montaje resulta de una nueva interpretación de uno de los conjuntos escultóricos más relevantes de la instalación museográfica del Museo Arqueológico Nacional.